martes, mayo 19, 2015

La importancia del agua en la navegación

Es un desafío para nosotros los arquitectos del taller, tratar la problemática de la vivienda social como solución de emergencia.
Nos manejamos como pez en el agua donde los temas abordados son más permisivos en cuanto a posibilidades formales, lo cual nos habilita a la exploración plástica sin reparar en la optimización de recursos.

Al plantear una particular visión de cómo hacer arquitectura de una manera absolutamente vinculada al arte y, a la cual todos suscribimos sintiéndonos orgullosos de pertenecer, pareciera que ante la obligación de resolver el tema de la vivienda social, olvidamos por completo nuestra razón de ser y abandonamos nuestra teoría y nuestro pensamiento desandando caminos propios y recorriendo ajenos.
Y en este sentido debemos mantener firme el rumbo marcado por una cátedra, que ha sabido ganarse el respeto de sus pares a través del tiempo y que ha hecho de ello una escuela.

Hay que diferenciar la que llamamos vivienda de interés social, de la que denominamos vivienda social de emergencia.

Sin duda hemos planteado la vivienda de la Boca como la vivienda que en ese barrio debiera ser, con toda su carga significativa por el Bicentenario de la Revolución de Mayo. Una vivienda social pero con alto grado de habitabilidad, donde planteamos soluciones ideales teniendo en cuenta la recuperación de las virtudes en todo sentido de las casas originarias del lugar.

Ahora bien, estamos hablando de un barrio emblemático de Capital Federal, pero ¿qué sucede si el trabajo se traslada al Neuquén? Y peor aún, al interior del Neuquén. No tenemos la ciudad que nos indica el camino cobijándonos ni nos protege del descampado donde todo está por hacer.
Este comentario hace referencia al concurso de vivienda social que allí se está llevando a cabo. Y si observamos las construcciones en la zona a intervenir realizadas por la propia iniciativa de sus habitantes, descubriremos un potencial subyacente muy rico en cuanto a posibilidades formales y de materialización, teniendo en cuenta además la solución de la provisión de alimentos a través de huertas tanto particulares como comunitarias.
Pero el gran problema a resolver es la provisión de agua.

Ningún asentamiento humano es posible sin agua.

Todo lo que hemos aprendido a lo largo de cinco años de carrera para desarrollar una visión artística plástica y sensible de los temas, lo debemos aplicar tomando contacto con el lugar descubriéndole sus secretos, comprendiendo cuáles son sus raíces culturales perdidas, pero se encuentran aun latentes, e investigar los problemas esenciales para la habitabilidad y factibilidad del proyecto.

Por otro lado debemos reconocer a los pueblos originarios y sus descendientes que con su mestizaje forman parte potencial de los futuros habitantes del lugar.
En este caso los Mapuches del Neuquén adquieren un protagonismo esencial. Comenzando con sus tan perdurables expresiones artísticas, tanto en instrumentos musicales como en maravillosos textiles que merecen un capítulo aparte, en su alfarería, en su arte rupestre, en su vestimenta, en sus cuerpos pintados, en sus elementos rituales y sobre todo en su magnifica platería que, luego de mestizada con la colonial dio origen a la platería criolla, la cual es hoy emblema de argentinidad en todo el mundo.

Pero toda esta expresión estética no es un simple formalismo sensible, sino por el contrario responde profundamente a rasgos culturales mítico religiosos representando a la luna, al jaguareté, a la fertilidad de la mujer, a los cazadores, a los arboles, a las garras de los cóndores, y por supuesto al agua. Y cada uno de ellos con un significado espiritual que ha perdurado en las comunidades del Neuquén hasta el día de hoy sobreviviendo al embate de la llamada civilización.

Y por otro lado el reconocimiento del terruño con su topografía, con sus limitaciones por la aridez debido a la escasez de lluvias, por los fuertes vientos, la desolación, con la cual han aprendido a convivir nuestros Mapuches, pues han sabido leer en su tierra, como respetar sus árboles para construir sus viviendas, como entender los cauces de los arroyos durante el verano y donde asentarse para que todo sea más sencillo utilizando los pocos recursos que le brinda el lugar, a través del sentido común.

Hoy lo llamaríamos sustentable.

Tener que refrescar estos conceptos tan obvios, es como querer explicar la importancia del agua en la navegación. Pero nos sigue haciendo falta... Evidentemente, sobran elementos tangibles y representativos de los cuales tomarnos tanto para la inspiración como para la resolución del proyecto.
Para comenzar con nuestra propuesta no debiéramos abordar el tema con la liviandad de la imposición de aspectos formales preconcebidos, debido a su evidente descontextualización. Frecuentemente repetimos formalismos que nos han dado cierto resultado en otras ocasiones, y terminamos creyendo que es ese un punto de partida valido.

Pero no lo es.

Alejandro Falabella
(Textos publicado el 13 de Octubre de 2010, Blog A5 PU-PA)

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